viernes, 30 de abril de 2010

Feliz Día del Niño... mexicano


Al parecer todo empezó hace unos 40 años; wikipedia.org nos dice que en 1954, la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó que se instituyera en todos los países un Día Universal del Niño y sugirió a los gobiernos estatales que celebraran dicho Día en la fecha que cada uno de ellos estimara conveniente (30 de abril para México, por supuesto). La ONU celebra dicho día el 20 de noviembre, en conmemoración a la aprobación de la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y de la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989.

Las fiestas, los dulces, los regalos, son detalles que los pequeños aprecian, pero no sólo por un día. Los juegos que realizan con sus padres hacen un verdadero día del niño todos los días, y en guiasparapadres.com encontramos un artículo con reflexiones y sugerencias que atajan este tema:

Juego y diversión entre padre e hijo

Sin duda, los niños aprenden continuamente, especialmente cuando juegan. Aprender y jugar con los niños puede ser divertido, fácil y entretenido para los padres. ¡Conoce cómo divertirte con tus hijos!

Psic. Celia Palacios Suárez y Psic. Ana María Baltazar Ramos*


Muchas veces los padres (varones) se quejan de que sus hijos no los toman en cuenta para interactuar con ellos o incluso para tomar decisiones. Sólo se acuerdan y se acercan para pedir dinero y, en algunas ocasiones, permisos para ir a alguna fiesta, sobre todo, si piensan llegar muy tarde. Puede ser también que se pregunten por qué sus hijas no les cuentan nada y le tienen más confianza a mamá. Quizá no saben cómo comunicarse con sus hijos, cómo decirles que el novio o novia no les conviene o que la ropa que usan no les va bien.

Estas preguntas son comunes cuando el padre no se involucra en la crianza y educación de sus hijos y sólo se entera de sus logros al conversar con su esposa, por la noche, ya cuando los niños están dormidos. Los fines de semana, pide que no lo molesten porque después de una semana de tanto trabajo se siente cansado y prefiere descansar. Pocas veces, muestra su afecto con un beso, alguna caricia o platicando y jugando con ellos. Pareciera que jugar con los hijos está vedado y que el ser cariñoso es cursi.

Por fortuna, actualmente las cosas van cambiando, pues a los padres ya no sólo se les da el papel de juez o aplicador de castigos con el típico: “ya verás cuando llegue tu papá”. En muchos hogares la madre ya no es la única que atiende, juega y dedica tiempo a sus hijos.

Es importante que quien esté a cargo de los niños, ya sea papá o mamá, se haga responsable y les dedique tiempo; y cuando el otro (especialmente el papá) se integre, es preciso hacer más amplio el grupo de juego, de entretenimiento, de sana convivencia y que no se le vea como alguien que llega a poner el orden. De lo contrario, se pueden perder la oportunidad de divertirse y disfrutar con los hijos. Recuerden que el único momento para disfrutar a sus hijos es éste… después puede ser demasiado tarde, pues los intereses cambian, se van independizando y ya no habrá más qué hacer.

Es importante que los padres (varones) jueguen con sus hijos e hijas, afianzando con ello su autoestima y rol social, pues a la vez que se afianza el cariño por papá y mamá, aprenden que los hombres y las mujeres pueden hacer las mismas cosas como cuidar a los hijos o manejar, cuando juegan con las muñecas o con los carritos.

Importancia del juego

Para involucrarse e interesarse en la educación de los hijos, para sentirse querido y valorado es importante saber que el juego es esencial a lo largo de todo el desarrollo de los pequeños. El bebé empieza a interesarse por su medio ambiente a partir del tercer mes de edad y desde entonces está dispuesto a jugar con sus padres. El continuo movimiento de sus brazos y piernas le permiten descubrir situaciones interesantes que después empieza a repetir, como cuando bota sus cobijas o provoca un sonido, tal vez en un sonajero que pende de su cuna. Poco a poco sus movimientos se afinarán y sus padres encontrarán un sin número de situaciones que les permitan interactuar y jugar con él. Como cuando le ponen una mantita sobre su cara para que él mismo se la retire o, bien, le esconden un juguete que sorpresivamente aparecerá, le ofrecen un objeto que cada vez que lo tiene en sus manos lo vuelve a aventar o le hacen caras chistosas que le provocan carcajadas.

Más adelante empezará a interesarse por los objetos y cosas que le rodean, particularmente cuando empieza a gatear y caminar. Es el momento de retirar de su alcance todo tipo de cosas peligrosas para que pueda moverse y explorar con seguridad y libertad. Sin embargo, aunque hay que respetar su autonomía, es conveniente e importante que los padres dediquen momentos especiales para jugar con él.

A través del juego, el pequeño va adquiriendo una serie de conocimientos como la consistencia de los objetos, los colores, las formas. Pero el juego no sólo es para que el niño aprenda y conozca del medio que le rodea, sino también es una forma de interacción con las personas con quienes convive, ya sean otros niños o adultos, entre los cuales es de especial importancia la participación de los padres.

Con el juego padres e hijos establecen y fortalecen sus lazos de amor, al tiempo que el hijo desarrolla una imagen de sí mismo y sentimientos de seguridad ante el mundo. Un niño que se sabe querido y apoyado por sus padres, se integrará de manera más fácil al medio social al que pertenece y podrá establecer relaciones de camaradería, amistad y solidaridad con sus compañeros.

Para lograrlo, es importante atender sus necesidades e intereses. Es cierto que en la actualidad les llama mucho la atención toda la programación infantil que transmite la televisión, así como la gran variedad de películas. Se les debe permitir que los vean, pero es preciso hacer una buena selección, procurar acompañarlos en ello y comentar al respecto. Sin embargo, no se le debe dejar toda la labor a la televisión. Sabemos que ella es una niñera excelente, pero es importante que los niños tengan una variedad de actividades para su óptimo desarrollo.

Para disfrutar entre padres e hijos

Son innumerables las posibilidades de jugar con tus hijos, aquí te mencionamos algunas:

· Procurar llevarlos a parques con juegos y espacios amplios para correr, brincar, trepar o jugar con pelotas. En ocasiones, el acceso a los juegos está restringido para los pequeños, por lo tanto, el papel de los padres será acompañarlos y cuidarlos durante el juego. Pero también hay lugares en que los niños pueden jugar junto con sus padres, ya sea columpiándose, echándose en la resbaladilla o cruzando un puente móvil. Estos juegos les permitirán ejercitar y fortalecer sus músculos, al tiempo que los llenarán de energía.

· Otra opción son los juegos de dramatización como los muñecos, carritos, disfraces, y toda una variedad de juguetes que les permitan representar papeles de la realidad, inventados o que han visto en películas. Por medio de este tipo de juegos pueden manifestar sentimientos, emociones, inquietudes, que quizá de otra manera no comunicarían.

· Los juegos de mesa ofrecen momentos de diversión, convivencia y aprendizaje. Hay que rescatar los más tradicionales como las loterías, dominós y memoramas (que ahora se pueden encontrar con una variedad de temas), la oca, parkase, serpientes y escaleras. Éstos se pueden encontrar en la sección de juegos de los supermercados o en tiendas especializadas sobre juguetes educativos. La variedad es muy amplia y enriquecedora. Con este tipo de juego el niño afianza sus estrategias de interacción al aprender a esperar su turno, sorprender y comprender al “enemigo”. Es importante que la finalidad del juego se oriente hacia el tipo de aprendizaje o entretenimiento que se quiera propiciar, más que ver quién gana o pierde, pues esto último sólo fomenta la competencia y puede generar frustración y enojo, más que el sano entretenimiento.

· También se divertirán rescatando los juegos tradicionales como las rondas infantiles (el patio de mi casa, doña blanca, la rueda de san miguel, la víbora de la mar), los juegos típicos (los listones, las cebollitas, pipis y gañas, pares y nones, el avión), los de lápiz y papel (timbiriche, gato, quemados, basta, tripas de gato) o hacer figuras de papel (aviones, barcos y todo tipo de papirolas). Si no recuerdas y no sabes cómo son estos juegos, pregúntale a tus papás o abuelitos, ellos lo recordarán gustosos.

· Acordarse también de esos juegos que como dijera Mafalda “tienen el sabor de los clásicos”: las canicas, el trompo, el balero, la matatena, la cuerda para brincar, el resorte, los juegos de pelota (volibol, futbol, básquetbol, béisbol, o simplemente cacharla, aventarla o rebotarla).

· Un recurso que a veces se cree que es para “viciosos” son esos juegos que, sobre todo, papá juega con sus amigos: la baraja inglesa o española, el dominó y el cubilete. En realidad, lo malo sería enseñar a los pequeños a jugar y cuyo único objetivo sea el que aprendan a apostar. Pero si utilizan estos juegos de manera sana, se puede favorecer una feliz diversión.

· A los padres (hombres) les encanta jugar luchitas con sus hijos (varones), quizá sienten que se afianzan en su sexo. Es bueno hacerlo, pero se debe cuidar no lastimar al pequeño y evitar que el juego se limite a esto, pues de otra manera, el niño adquirirá formas agresivas de interactuar con los demás niños.

· Otro aspecto fascinante al jugar con los niños es mostrar sus características histriónicas e incluso las propias, por ejemplo pueden ser detectives, caballos, reptiles, monstruos, princesas, madres, padres, o cualquier cosa, para ver cómo ellos entienden el mundo en el que viven y cómo lo manejan; aquí también, se les puede enseñar otra forma de actuar en el mundo.

· Finalmente, les recomendamos los juegos de magia. Cuando los niños no conocen el truco, realmente se sorprenden y corroboran que sus padres son realmente mágicos, casi genios. Y si aprenden a manejar los trucos, se divertirán mostrándolos a sus amigos y familiares.

Como se puede ver son varias las opciones para disfrutar y jugar con los pequeños. Aunque seguramente a los padres se les pueden ocurrir muchos más.

¿Algunas complicaciones?

No siempre que se juega con los hijos se buscan y remedian cosas. El juego pude ser sólo para divertirse y con ello propiciar que los niños le tengan confianza, amor y respeto a sus padres, por el sólo hecho de que éstos se tomen el tiempo para estar con ellos.

En ocasiones, los padres de familia dicen que no tienen tiempo para dedicarle a sus hijos y jugar con ellos, en realidad, no saben lo que se están perdiendo. Cuando un padre juega con su hijo, además de afianzar los lazos afectivos entre ambos, le ayuda a entender y regular sus emociones. ¿Cómo? Por ejemplo, cuando la niña pide jugar a la comidita con sus muñecas y una de ellas llora, ella en el papel de “madre” dice que le va a pegar para que ya no llore o que su “papá” la va a regañar. Como padre, se puede exponer el punto de vista y decir que no hay por qué regañarla ni pegarle, que es mejor consolar a “la muñeca” y decirle que no llore, que la cuidarán. Con este pequeño acto se le enseña a la niña muchas cosas, por ejemplo cuando se siente enojo no hay que desquitarse con los hijos y que los papás no regañan sino consuelan.

Si se nota que las respuestas del niño en el juego son comunes, como golpear a los “muñecos” o animales y esto no se acostumbra en casa, es momento de preguntarle dónde lo está aprendiendo ¿de los vecinos, los amigos, la familia o la televisión? Es probable que el pequeño responda, sobre todo si no se le regaña o se le da un sermón, pues hay que recordar que se está jugando. Así que sólo se debe “tomar nota” y después ver cómo remediarlo, si es por medio de la televisión, no permitir que vea el programa que lo está provocando, pero no prohibir, es mejor proponerle jugar o hacer algo divertido a la hora de ese programa.

En ocasiones no se está de humor o no se tiene tiempo para jugar con ellos a los carritos o a las muñecas. En este caso, es mejor decírselos y proponer algo diferente como hacer dibujos o adivinar palabras con gestos y caras. Si se está trabajando en el escritorio y el pequeño quiere jugar, una opción es decirle que estás en el trabajo, que tienen oficinas diferentes, que estás haciendo un escrito que más tarde le presentarás, y que él puede hacer otras cosas como leer, le puedes prestar el periódico o revistas y él se sentirá atendido. También se puede jugar a ser grandes cocineros cuando se preparan los alimentos, el pequeño puede ayudar, pasando los ingredientes, y de acuerdo con su edad, a picarlos o mezclarlos.

En resumen

Es importante que en cada etapa del desarrollo de los niños se identifiquen formas de interactuar jugando, se les dedique un tiempo específico del día, y si no es posible por los horarios de trabajo, reservar para la familia los fines de semana, días festivos, vacaciones y toda oportunidad para convivir con los pequeños. Tampoco se trata de estar “sobre ellos” las 24 horas del día. Todos necesitamos momentos de “privacidad” para realizar actividades que se disfrutan al estar solos. Un sano equilibrio entre la autonomía y la convivencia es lo mejor.

¡Las aventuras son muchas, sólo es cuestión de querer divertirse juntos!



* Profesoras de Psicología Educativa. FES Zaragoza, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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