domingo, 28 de marzo de 2010

La cita con el pediatra... o algo así

Este domingo de espacio para nuestras lectoras, Celeste Ibarra, mamá de Fernando, nos comparte una anécdota, que si bien ahora resulta divertida, en su momento no lo fue tanto.

Hace unos meses a mi hijo le tocaba su cita periódica con el pediatra. La cita nos había tocado a las 9:20 am pero antes de que nos pasaran hubo una emergencia y el doctor se ocupó, así que tuvo un atraso en sus citas alrededor de 2 horas y media. Ese día casualmente consultaba el Geriatra (lo hace 2 veces por semana en esas instalaciones) la sala de espera cada vez se llenaba más y más... no sólo por niños y personas de la tercera edad, sino de gente que tenía cita agendada con otros especialistas.
El tiempo pasaba y mi hijo cada vez se ponía más inquieto, como todo nino. Después de casi 2 horas de espera, opté por dejarlo caminar un poco, ya que había recurrido a todos mis encantos en ese inter para entretenerlo. Mi niño en ese entonces tenía 2 años 3 meses. El detalle aquí es que el consultorio está en un tercer piso, entonces hay escaleras y un elevador, el cual estaba en constante uso.
Fuera de eso les platico que en la mañana antes de llegar a la cínica, se me averió un zapato, traía puestas unas sandalias de tiritas y 8 cm de alto, aún asi estaba al pendiente de mi hijo para que no se fuera ni a las escaleras ni al elevador. Pero no contaba con la astucia de mi hijo. Como no lo dejaba acercarse al elevador lo tomó como reto y en una de esas que se abre el elevador y empiezan a salir cuatro señoras de la tercera edad, la primera con andador. Mi niño solo se agachó, empezó a correr entre las piernas de las señoras y se metió al elevador a picarle a todos los botones. Claro que me tardé un poquito en llegar al elevador pues tenía que esperar a que las señoras le pasaran, ni modo que tumbarlas. Mientras llegaba le decía en voz alta que se saliera rápido de ahí... pero él estaba todo emocionado por lograr su hazaña y empezó a brincar y a gritar para festejarlo!!!... cuando llegué se empezaron a cerrar las puertas y alcancé a meter medio cuerpo, pero el sensor no me registró, así que tuve que dar marcha atrás y lo único que alcancé a decirle a mi hijo es que no se saliera del elevador, que se quedara quieto y que se quedara en medio, pues el elevador tiene 2 puertas que se abren al mismo tiempo. En cuanto se cerraron las puertas solo se escuchó MMAAAAMMMIII!!... me fui a las escaleras corriendo con todo y zapatos averiados a punto de salirse, en ese inter me tope con una enfermera que se me quedó viendo muy feo pues tienen un letrero que dice “favor de no correr en las escaleras”. Al llegar al segundo piso me percaté que el elevador estaba por pasar por ahí, asi que oprimí el botón para que se parara, pero se siguió de paso y sólo escuche a mi niño golpear las puertas con sus puños llorando. Me regresé a las escaleras y las bajé lo más rápido posible y al momento de terminarlas de bajar sólo se escuchó que las puertas del elevador se abrieron y mi niño salió corriendo asustado. Lo bueno es que las escaleras en el primer piso están al lado del elevador y lo alcancé a atrapar.
Que susto nos pegamos ese día, no sólo mi hijo y yo... sino todo el plantel ya que las personas que estaban en la sala de espera pensaron que se había quedado el elevador atorado. Después de lo sucedido me dijeron que el elevador no estaba respondiendo correctamente. Hasta le estaban hablando al técnico!!... de hecho lo cambiaron.
Desde entonces me voy preparada con lonche, 2 juguetes, un mini DVD, 2 películas y no permito que mi hijo ande caminando en la sala de espera. Bien dicen que "mujer prevenida, vale por dos".

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