viernes, 25 de junio de 2010

El fin de año escolar

Algunos jardines de niños ya comienzan con sus festivales de fin de cursos. Las graduaciones están llenas de momentos emotivos, divertidos, ceremoniosos y hasta penosos. Digo, que todo el lugar esté inundado de la seriedad de los honores a la bandera para que una de las primas pequeñas de la graduada se ponga a gritar porque también quiere marchar en el centro con los demás niñ@s... puesss, momento penoso. Listo.

Seguimos con el momento de las estampas folklóricas. Ver a los pequeñines bailando con vestidos regionales, intentando seguir una coreografía diseñada por el profesor con las mejores intenciones... es algo muy divertido, se ven simpatiquísimos tratando de hacer el zapateado, los que lo hacen, porque no falta el más chico del grupo que llega a sentirse abrumado frente a la audiencia y termina solamente parado observando a todas esas personas que a su vez lo observan a él.

Para cuando llega la verdadera ceremonia de graduación, donde llaman a cada niñ@ para recoger su certificado, y todo es fotografía, vídeo, voltea para aquí, voltea para allá, espera un momento, otra foto, espera que ya me taparon la vista, ahora con tus papás, ahora con tu tía... en fin, que es parte de las graduaciones.

Tampoco falta la pequeñita que se da cuenta en realidad que es poco probable volver a ver a sus compañeritos y rompe a llorar con sentimiento.

Pero al final todos, una vez liberados de la parsimonía del final de cursos, corren y juegan y se olvidan de si se volverán a ver o no. Pero para eso estamos las mamás, las tías, las abuelitas... para ayudarles a recordar a esos primeros compañeritos con quienes compartieron sus primeras letras y lecturas, sus juegos y desacuerdos... y que tal vez, 30 años después se vuelvan a encontrar, llevando a sus hijos al mismo jardín escolar.

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